¿Qué es el Buen Gobierno Corporativo y cómo impacta en la reputación de una empresa?

¿Qué es el Buen Gobierno Corporativo y cómo impacta en la reputación de una empresa?

El Buen Gobierno Corporativo se define como el conjunto de normas, principios y procedimientos que regulan la estructura y el funcionamiento de los órganos directivos al interior de una empresa. Su principal tarea es establecer las relaciones entre la junta directiva, el consejo de administración, los accionistas y el resto de partes interesadas, y estipular las reglas que rigen el proceso de toma de decisiones sobre la compañía.

En la práctica, se trata básicamente de trabajar con altos estándares de transparencia, profesionalismo y eficiencia, generando confianza en el mercado, lo que producirá en el largo plazo un impacto positivo en términos de valor, competitividad y reputación. Gracias a un buen sistema de gobernanza, accionistas e inversionistas evitarán conflictos con la ética y la justicia. También es una excelente manera de prevenir amenazas a la credibilidad y reputación de la organización, previniendo así poner el peligro el valor de la empresa.

¿Qué elementos componen un buen gobierno corporativo?

  • La toma de decisiones éticas a todo nivel: inversiones, fusiones y adquisiciones, nombramiento de ejecutivos o planes de sucesión.
  • Los mecanismos de control sobre el correcto desempeño de la dirección ejecutiva y la implementación del plan estratégico aprobado.
  • El cumplimiento normativo o compliance, que implica el establecimiento de las políticas y procedimientos adecuados para garantizar que tanto la empresa, como sus directivos, empleados y terceros cumplen con el marco normativo aplicable.
  • Las relaciones entre los principales órganos de gobiernos de la compañía, así como los derechos y deberes de cada uno de ellos: consejo de administración, junta directiva y accionistas.

La transparencia merece una mención aparte, pues es un conceptos básico. Antiguamente, solo se hablaba de transparencia en la información financiera que se comunicaba externamente. Hoy, la claridad e integridad de la información es esencial: tiene que ser oportuna en el tiempo y dirigida a las personas correctas. Se tiene que ser transparente en los procesos y en la comunicación con el público y todos los actores.

Esta transparencia genera, a la larga, un impacto positivo en términos de reputación y competitividad y genera un valor agregado en la compañía. Las normas de un buen gobierno corporativo son un elemento clave para incrementar el valor bursátil de las empresas, reducir los costes de capital y ampliar las bases del mercado de capitales. 

Una buena y saludable estructura de gobierno creará las condiciones necesarias para la toma de decisiones estratégicas que funcione como palanca para el aumento de la competitividad y la generación de valor, potenciando de este modo el atractivo de la compañía en los mercados.

Cumple o explica

Existen diversos enfoques, pero en el Perú y la región se suele aplicar el «cumple o explica». Este consiste en determinar una serie de recomendaciones de buen gobierno corporativo recogidas en un documento oficial que las empresas deben respetar y encargar a la junta de accionistas la supervisión de su cumplimiento. 

Si las empresas no cumplen con las recomendaciones, deberán presentar explicaciones a sus accionistas. Ellos determinarán si las explicaciones son satisfactorias y justificadas. Si los accionistas no están satisfechos con las explicaciones, tienen alternativas de acción. En casos graves de corrupción, por ejemplo, pueden ejercer su voto en la junta general de accionistas para cambiar al directorio o sencillamente pueden vender sus acciones, con lo cual el precio caerá y el problema pasará a ser de otro tipo.

No necesariamente se debe tomar un paso tan extremo para casos más leves. Se pueden buscar medidas correctivas o encontrar una mejor manera de hacer cumplir las normas.

Hoy, el buen gobierno corporativo ya no es una estrategia publicitaria o una estratagema para presentarse bien ante el público; es un tema de sobrevivencia empresarial. Si una organización no puede demostrarles a sus clientes y proveedores que tiene un adecuado sistema de control interno, un buen modelo de prevención y trabaja con transparencia, simplemente no van a querer involucrarse con ella.

¿Puede y debe una PYME aplicar el compliance en su gestión?

¿Puede y debe una PYME aplicar el compliance en su gestión?

El área compliance -o cumplimiento, traducido al español- dentro de una organización se dedica a la supervisión del respeto a toda normativa que rige a la empresa, ya sean regulaciones externas (como las legales y económicas) hasta reglamentos internos (como aquellos relacionados con los compromisos con cliente). Esta área actúa sin la necesidad de intervención de los órganos de asesoría legal a los que antes se les atribuía tales actividades, pues las regulaciones se han vuelto cada vez más complejas y requieren de un departamento específico para su asistencia.

El sistema de compliance se puede complementar con otras normativas que se orientan a la gestión empresarial como la prevención de riesgos laborales, la protección de datos, la competencia o la protección al consumo. Su implementación puede necesitar del apoyo de otras áreas. Por ejemplo, para desarrollar una herramienta de gestión de la evidencia de cumplimiento o para  elaborar el plan de comunicación interna, formación y gestión del cambio.

¿Qué debe contener y cuales son los objetivos de un programa de compliance? En primer lugar, debe contener todo el marco regulatorio que rige a la empresa, debe prever todos los riesgos propios de la actividad de que se trate, las infracciones y sanciones que deberá soportar quien las infrinja, y fijar como premisa fundamental, cuáles son los objetivos éticos que persigue la compañía.

Un poco de historia…

Los programas de compliance nacieron en Estado Unidos en las décadas de 1960 y 1970, pero en ese entonces se enfocaban únicamente en temas legales. Es recién para la década de 1990 que estos programas se estandarizan, generalmente luego de que grandes empresas hayan sobrevivido a escándalos de corrupción.

Esto obligó a que las empresas ampliaran sus departamentos de asesoría jurídica o que se decidieran por contratar a personas que vigilaran que las acciones de una compañía cumplieran con la legalidad vigente. 

Se trata de un instrumento de gran valor dentro de las organizaciones que evitará riesgos y potenciará la cultura empresarial. También permitirá la construcción de procesos legítimos, formalizará la presencia diferenciadora de la compañía en la industria, aumentará la lealtad de los empleados, el interés de las audiencias y el amparo del capital intelectual. 

¿Se puede aplicar a nivel de Pymes?

De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), en el Perú, las pequeñas y medianas empresas (Pymes) conforman el 98,6% del total de las empresas. Así, representan el 75,9% de la población ocupada, su participación en el PBI es del 42% y contribuyen con el alrededor del 3% a las exportaciones.

La relevancia de las Pymes para la economía del país y el rápido avance que han experimentado en los últimos años -gracias a su modernización y desarrollo tecnológico- hace que también sea necesario aplicar los programas de compliance en estas organizaciones, aunque su implementación, obviamente, no puede ser idéntica al caso de las grandes organizaciones.

En términos básicos, una Pyme podría -y debería- verificar la identidad de las empresas con las que establezcan relaciones, como asociados, proveedores o clientes. Además, debería asegurarse de que estas empresas y sus administradores sean confiables, si se encuentran en algún listado de sanciones o si se ha publicado información negativa sobre ellos.

Si las Pymes no atienden estas cuestiones, podría suponer un daño para su reputación o incluso implicar una sanción, por ejemplo, al relacionarse con alguna compañía que esté siendo investigada por actos ilícitos o incluso haya recibido sanciones que le impidan contratar con el Estado. De darse el caso, su actividad comercial y sus resultados también se verían perjudicados.

Otra medida a considerar es la implementación de un canal de denuncia o canal ético. Este es un sistema interno de comunicación que pone una empresa a disposición de empleados, y opcionalmente, de terceros relacionados (socios, proveedores, clientes., etc.), para que estos puedan informar (de forma confidencial, segura y con garantías) sobre actos delictivos, incumplimientos o irregularidades de los que hayan tenido conocimiento y que contravengan el código ético de la compañía o sean contrarios a la normativa interna o externa aplicable a la empresa.

Tomar estas medidas no solo permitirá a la empresa evitar conflictos legales futuros, sino también mejorará su reputación y -a la larga- su desempeño a nivel comercial.

Si quieres saber más sobre cómo aplicar el compliance a nivel de Pymes, la World Compliance Association (WCA) ha preparado esta guía que puede ayudar a cualquier empresario a adaptar su organización a estos programas.